Descripción del proyecto

Los ladridos de los perros, las risas, los timbres de teléfonos, el agua corriente de un grifo o las ruidosas aspiradoras son sonidos diarios comunes. No son muy altos y, por supuesto, no dañinos. Al menos no para el oído normal. Pero para los pacientes con hiperacusia, estos sonidos diarios pueden causar dolor, frustración e, incluso, terror. Se ha observado a niños alejándose de sonidos específicos, angustiosos para ellos, pero inofensivos para el resto.

Leer noticia completa